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DESPERTAR A LA CUENTA DE YA


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Ella ha despertado. Hay cuadros fotográficos a su alrededor, todos familiares más no hay rastro de respiración que le acompañe en la habitación. Se incorpora en el sofá donde se encuentra acostada, sacude su cabeza, siente ideas que le estremecen el alma, pero tanta información queriendo ser retenida se ve forzada y teme perder el más mínimo detalle de lo que aconteció.
No sabe qué es, de qué trata, no sabe si quiera cómo es que despertó allí, no recuerda a qué hora se acostó, nada de lo que ve le resulta tan familiar como lo que su cabeza aún intenta descifrar.
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Se levanta del sofá donde siente que ha pasado una eternidad, camina en círculos, ve un techo amarillo y una mesita de té con un juego de llaves; es una habitación con tintes minimalistas. Alcanza a ver como entran un par de rayos de tenue luz por la persiana aún cerrada, se acerca tranquila a la ventana... calmada, pasos lentos, pretende no sacudirse mucho para no perder cualquier detalle del pensamiento que acomoda minusciosamente. Con sus dedos entreabre dos cortinillas de la persiana, se asombra, siente un repentino frio...
El panorama le sorprende, está nevando y solo se alcanzan a ver una docena de pinos vestidos de blanco.
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No reconoce el lugar, le desespera sentirse extraviada, y no encontrar a nadie a quién preguntar,¿preguntar qué? lo que sea... pero preguntar ó compartir el paisaje irreal.
Sale de la habitación, el frio le eriza su ser, los dedos de sus pies descalzos se contraen, al principio el dolor que le quema la piel le produce repentinas muecas en el rostro, quiere llegar a un punto en el que los pinos cubiertos de nieve dejan de obstaculizar el territorio, es asombroso... se ve nada y todo, lejos y cerca.
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Ella se ha dejado caer en el punto que le ha parecido exacto. Inhala el aire helado que parece que le duerme los pulmones, el hielo por debajo le produce el efecto contrario al dolor, siente nada, siente su piel adormecida... al fin tranquilidad, al fín dejarse libre al sentir.
Ella se sabe distante, se sabe perdida y tan encontrada. Se sabe todo excepto (repentinamente) confundida. Se mira las manos y le produce risa, son pasas color carne. Se observa los pies ¿No deberían esta morados? Esto está siendo tan raro...
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En un intento de compactar lo que retiene desde su momento al despertar, se sabe, sin más, que se encuentra dentro de un sueño. Piensa: "Demasiado para ser real, demasiado lo que veo y demasiado lo que siento..." Se echa un puñito de nieve a la boca, le ha dado por sentirse traviesa, por dejarse llevar. Se le ve que está haciendo tiempo mientras le espera ¿A quién?, ella misma no lo sabe. Se le sale un expontaneo comentario, el cual parece ser lanzado al libro con páginas blancas que parece tener como escenario delante suyo: "Ya duerme, que aquí te espero...".
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Se siente cansada, se ha puesto a caminar, marca con sus piecitos círculos sobre la nieve. De repente le sobresalta el corazón, piensa que qué está haciendo allí como boba esperando, no, no... y las ideas medio dormidas, medio cubiertas... NO. Se siente estúpida, con ganas de darse golpecitos en la frente, sabe que esperarle allí no será suficiente. Corre mientras se sume en el terreno aperlado, apenas con algo de esfuerzo llegando a la manecilla de la puerta por la que salió.
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Se echa con prisa al sofá en el que tuvo la ilusión de abrir los ojos, mientras se repite en tono de auto-burla :"¡Joder, joder! ¡a despertar ya!, esto de hacerme paleta soñando... Si a quien espero aún no duerme, es que me está aguardando despierta... ¡¡¿Qué estoy haciendo aquí?!!".

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Soñarte se vuelve lindo, pero vivirte será explosivo.